¿A quién no le gustaría despertarse hoy mismo conociendo la fórmula de la felicidad?
Entramos en los albores del otoño y lo estamos haciendo de manera casi radical. Las lluvias son las protagonistas de nuestros días, las tormentas lo son de nuestras noches, las horas de luz van difuminándose y se empieza a trabajar bajo un cielo oscuro y se termina bajo un ocaso azul índigo. Y todo ello ¿Qué repercusiones tiene en nuestro cuerpo el cambio de estación?
Cuando empezamos a navegar por aquellas estaciones con menor presencia de luz como es el caso del otoño y el invierno, parece que los estados de ánimo disminuyen favoreciendo la aparición de síntomas depresivos como la apatía, la tristeza, la pérdida de energía y el cansancio.
¿Y entonces qué hacemos? Muchos de nosotros empezamos a trabajar, producir, trabajar, producir, con dos objetivos:
El primer objetivo es buscar una manera para robotizarnos, para no enfrentarnos a esos sentimientos de tristeza, cansancio o apatía. Y, por otro lado, dejamos la etiqueta de “disfrutones” del verano y nos colocamos la necesidad de ser personas de éxito. Sea lo que sea el éxito para cada uno de nosotros. Pero para la mayoría, el éxito se consigue a través de un gran esfuerzo, de trabajar largas jornadas de trabajo. Ello, nos aportará prestigio, más ceros en nuestra cuenta bancaria y por supuesto nos ayudará a logran una inmensa felicidad.
¿Y si entre tormenta y tormenta nos colocamos primero la necesidad de ser felices?
Y es que según el prestigioso Shawn Achor, uno de los expertos y conferencistas motivacionales más famosos sobre la felicidad, el liderazgo y la psicología positiva, la felicidad no es una aspiración, la felicidad es un trabajo a jornada completa. Y el ingrediente principal para lograr tan ansiado objetivo, es el positivismo. Éste es el primer músculo que se ha de fortalecer según Achor, ya que un cerebro positivo es un 31% más productivo que si está negativo, neutro o bajo presión.
Y el mantenerse positivo hasta que sea una condición sine quanon a nuestra forma de vivir y entender el mundo, no solo sirve para hacernos más productivos. Ver el mundo desde el prisma de la positividad es regar nuestros sistemas internos de dopamina y esta hormona no solo te hace sentir más feliz, sino que, además, es capaz de activar nuestros centros de aprendizaje, para que cada vez podamos adaptarnos de forma ágil y hasta incluso divertida a un mundo cambiante.
Para Shawn Achor la felicidad se trabaja desde tres pilares:
1. Aumentando los niveles de optimismo
2. Sentimiento de apoyo social
3. Percibirla presión como un reto y no como una amenaza
Y con una buena combinación de los tres, se eleva la inteligencia, la creatividad, los niveles de energía mejoran y por supuesto, aumentan los resultados económicos.
¿Y todo ello cómo se materializa? A través de…
· La creación de empleos más seguros
· Menor agotamiento de los colaboradores
· Menor rotación del equipo
· Aumento importante en la productividad y en las ventas.
Si encontramos pues, la manera de volvernos más positivos en el presente lograremos mayores éxitos al poder trabajar más duro, más rápido y con más inteligencia.
Y para no quedarnos como la canción italiana de “Parole, parole, parole…” veamos una serie de ejercicios concretos que estimulen nuestro cerebro positivo. Es importante según Achor llevarlos a cabo durante 21 días seguidos y en los que invertiremos sólo 2 minutos al día:
1. Escribir 3 motivos de gratitud: cuando llegues a casa por la noche haz una retrospectiva y elige tres momentos del día por los que das las gracias. Ese café con un compañero, esa comida casera de tu madre, esa carretera repleta de semáforos en verde que te ha permitido llegar a recoger sin problemas a tu hijo a la salida del cole… De esta manera nuestro cerebro inicia a generar un patrón donde empieza a centrarse primero en lo positivo y no en lo negativo.
2. Medita: regálate cinco minutos al día, un espacio seguro, una música de ambiente o con el silencio más absoluto. Respira y deja pasar los pensamientos que aturden tu cabeza, y mejora tu atención al estar presente en una sola actividad por... ¡Cuán de ineficaz es el multitasking!
3. Y finalmente sé bondadoso: elige de manera aleatoria actos de bondad. Un email felicitando a un compañero a primera hora, un agradecimiento sincero a tu pareja por hacer algo cotidiano pero que marca la diferencia de tu propia rutina, una sonrisa en el metro…
Tres ejercicios que no requieren de mucho esfuerzo, pero sí de un alto grado de consciencia. Acciones sencillas que pueden crear nuevas autopistas neuronales, hacer de nuestro cerebro un motor más positivo para entender la felicidad no como una aspiración sino como una necesidad.
En AMAGI somo felices y estamos trabajando para crear espacios de experimentación donde las personas y organizaciones aumenten su rendimiento y felicidad colectivos.
¿Quieres escuchar la TED Talk de Shawn Achor?
