Los de la planta 12

February 16, 2024

¡Atención! Las próximas 1000 palabras estarán dedicadas en un porcentaje importante a todas aquellas personas que ya se encuentran en la Planta 12.

Empecemos por el principio ¿Qué es y quiénes son aquellas personas que deciden instalarse y respirar el ambiente de la planta 12?

Silvia es CEO de una pequeña y mediana empresa compuesta por cuarenta trabajadores, tiene 55 años, lleva más de treinta años trabajando, ha vivido tres crisis económicas, un ERTE, la COVID… Ha sido madre de tres hijos, se ha roto la pierna una vez, ha realizado exactamente 363 viajes profesionales a lo largo de su carrera, ha estudiado infinidad de cursos, máster, algún MBA…y puesto en marcha diferentes modelos de trabajo y organización, todos aquellos que se ponían de moda: Agile, Management 3.0, Lean Startup, ciberseguridad y ahora está muy activa en la inmersión del ChatGPT, el Metaverso y de la instalación de sistema informáticos donde la Inteligencia Artificial parece serla mandamás de la plantilla.

Un camino pues, lleno de retos superados, logros, de aprendizaje constante, de colaboradores que ya son familia, o aquellos que recién llegados al mercado laboral despiertan ganas, ilusión y frescura. También de muchos feedbacks, con lágrimas, sonrisas, con reconocimientos o con asertividad y áreas de mejora puestas sobre la mesa con el único objetivo de hacer crecer al que tienes delante, de potenciar sus fortalezas y pulir sus dificultades. Una mochila repleta de To Do’s diarios que se han convertido como piezas de un Lego en un colorido castillo de doce plantas. Y es ahí en esa estructura de voluntad, constancia, sabiduría y curiosidad donde empiezan a instalarse aquellas personas cuya vida la han dedicado a su profesión, con más o menos ganas en según qué momentos pero que ayudados de la propia perseverancia y de la automotivación, han ido subiendo peldaño a peldaño los once pisos anteriores.

Y hoy Silvia, y mucha gente como ella miran el panorama laboral desde esa dichosa planta 12, donde demostrar lo que sea ya no es una prioridad, donde la importancia que se le da al título de la tarjeta pesa mucho menos que una década atrás, donde la histeria por hacer cuatro reuniones seguidas se transforma en la necesidad de tener conversaciones de calidad y tiempo. Donde la velocidad del “para ya” transmuta en la creación de estrategias. Donde ser “persona para todo” es posible, pero carece de efectividad cuando uno sabe cuáles son sus propias fortalezas y reconoce ya con la humildad que da la arruga y la experiencia que hay gente mejor que uno y rodearse de ellos no es competición es excelencia.

En esta sosegada Planta 12, el éxito empieza por tener tiempo para uno mismo y para compartir con familia y amigos. Éxito es la confianza que se tiene de la propia persona, gracias a un arduo y mucho menos sosegado camino del autoconocimiento, éxito es entender que por muchas modas que lleguen, nuevas formas de trabajo, nuevas tecnologías y millones de elementos innovativos, se posee por naturaleza un poder de adaptación que moldea hábitos y conductas a placer para no quedarse atrás y seguir en la senda de la actualidad. Éxito es poder desarrollar una vista de pájaro ante cualquier situación, poder ver los problemas, las circunstancias o las dificultades no como si fueran el amplio bosque sino más bien como pequeños arbolitos dentro del mismo. Éxito es haber creado con los años dos herramientas fundamentales para vivir como un marajá el día a día en el trabajo; en primer lugar, el chubasquero mágico, esa prenda invisible que permite hacer que todos aquellos juicios, etiquetas, “malos rollos”, algún que otro grito, reuniones pesadas, proyectos que no consiguen el éxito esperado queden pegados cual gota de lluvia a ese plástico invisible sin que por ello puedan penetrar en mi esfera personal. Porque ¿y si todo eso que ocurre no es personal cómo se vive?

La segunda herramienta es la de permitirse el lujo de ser una misma sin cuestionamientos. No significa que no se quiera mejorar, que no se apueste por aprender, que no haya deseo de curiosidad y mejora constante. Tiene que ver con poder sentir libertad, hablar desde la honestidad de quién soy, desde el orgullo de mi experiencia, desde la verdad que con mis propias creencias he ido tejiendo y se ha convertido en el escenario de mi vida. Y con todo me siento orgullosa, y ahí; desde el ser yo, la libertad y el orgullo se gana en efectividad porque el foco ya no está puesto en qué pensará el otro, o en porqué dije esto y no aposté por decir lo otro, el foco está puesto, en la tarea, en el acompañamiento y en bailar con la adversidad sabiendo con garantías que después de la tormenta llega la calma y de que mi responsabilidad deja de ser mía ante aquellos elementos que escapan de mi control.

Cuán de necesarios son los colaboradores y colaboradoras dela planta 12 porque su experiencia, sus ganas de mantener conversaciones de calidad, su visión global, su capacidad de estrategia, su acompañamiento, su calma inusitada ante contratos importantes, su reflexión previa para dar respuesta a los conflictos les confiere presencia, dignidad y se convierten sin quererlo en maestras y maestros, en mentores, en referentes y faros de luz que siguen iluminando no a destellos o fogonazos, más bien como ese halo cálido y constante que te aporta seguridad, visión y empuje.

Parece que ser senior es el último escalón de la cadena profesional. A veces se denosta la madurez, se le exige ser ágil e innovativo, que sepa usar esta o aquella nueva aplicación cuya durabilidad no superará los dos años porque después será remplazada por otra mucho más intuitiva… Se le pide energía a raudales y seguir demostrando día tras día que es necesario o necesaria. Y ¿qué ocurre si pensamos que aquellas personas de la Planta 12 un día seremos nosotras mismas? ¿Cómo querríamos ser tratadas? ¿Cómo querríamos seguir siendo potenciadas? ¿Cómo cambiar el chip y ver en ellas ese referente que nos recuerda el valor de la templanza, de la seguridad en una misma, de la versatilidad demostrada en los cambios vitales y de las ganas de vivir un poquito mejor?

Gracias a mis queridas personas de la Planta 12 sin ellas estaría mucho más perdida.

Vanessa GIl Pesquera