¡Seamos líderes jirafa!

February 14, 2023

Dicen que “Viajar siempre es un placer”, dicen que viajar enseña, que viajar enriquece, que un viaje podría equivaler a cientos de libros, viajar pues, es abrir una ventana a lo inesperado e inesperado fue el modelo de liderazgo que aprendí en un lugar remoto de un bellísimo país del Sudeste Asiático.

Finales de enero del 2020, el mundo temblaba porque algo grande e inminente se cerniría en pocos días en cada una de las casas de una tierra globalizada donde una tal Covid 19 sería la protagonista durante tres años.

En un fabuloso parón de realidad, me encontraba en Camboya, un país lleno de vida, de templos escondidos entre una naturaleza imponente y de gentes cuya sonrisa se mezclaba con su fortaleza y ganas de reconstruir y reconstruirse después de la masacre vivida con los Jemeres Rojos hace 45 años.

Tomé un desvío de mi ruta turística y me presenté en Battambang, había escuchado que, en esa ciudad, donde hay poco que ver, pero mucho que apreciar, un asturiano de nombre Kike Figaredo, Prefecto católico, conocido como “el obispo de la silla de ruedas” había creado un complejo destinado a albergar a toda persona que se hubiese visto dañada por la explosión de una de las 2,5 millones de minas antipersona que están aún esparcidas por territorio camboyano.

Entré en ese centro de Battambang, compuesto por una enfermería, por varios locales donde refugiar a personas, por una fábrica textil que daba trabajo a gente que había perdido alguna extremidad, una iglesia, una escuela y una tiendita de suvenir para poder financiar de alguna manera ese centro. El lugar estaba lleno de vida. Niños correteando por doquier, los más pequeños en su hora de la siesta, las máquinas de coser en la fábrica a pleno rendimiento y la tienda abarrotada por un grupo de turistas japoneses que, como yo, decidieron desviarse de su ruta para entender la tragedia que supone vivir un presente minado.

Jirafas y más jirafas. Mirase donde mirase veía dibujadas jirafas de todos los tamaños. Pinturas que decoraban las paredes de la escuela, en la enfermería… En la propia fábrica la gente bordaba polos de diferentes colores con una pequeña jirafa en la parte izquierda y la tienda de suvenir vendía jirafas de todos los tamaños y formas. ¿Qué pasaba en ese centro de Battambang? ¿Por qué esa obsesión con un animal de origen africano?

Me decidí a preguntar a una de las directoras del centro. ¿Por qué la Jirafa decora cada una de vuestras estancias?

“Queremos que nuestros niños sean líderes jirafas”.

- Perdón. Mi incultura, dije yo… no tengo ni idea de a qué se refiere cuando habla de líderes jirafas. Y es en entonces cuando me dijo…

Las jirafas tienen en esencia tres características que las hacen líderes;

·       Su gran altura las permite ver los problemas mundanos con perspectiva, casi a vista de pájaro. Ponen distancia del problema y buscan una solución desde la calma. Su movimiento es elegante y tranquilo, sin grandes sobresaltos, son capaces de prever posibles crisis o conflictos.

·       Poseen además el corazón más grande de cualquier mamífero terrestre (11 Kg.). Eso denota lo que cualquier líder necesita hoy en día, amor y empatía. Porque son los líderes los referentes. Esos estandartes que marcan en silencio modelos de liderazgo, formas de actuación y dibujan acciones que marcan la vida de muchas personas.

·       Y todo su ser expresa un liderazgo no agresivo. Y es que, por su gran volumen, cuando la jirafa decide moverse ante el avistamiento de un posible conflicto, todo el resto de los animales de menor tamaño la siguen cual faro de luz en mitad del océano. Sin imponer, sin agredir, sin gritos guturales, simplemente su movimiento es referente.

Me hice amiga ipso facto de la jirafa y al llegar a casa me empapé un poquito más sobre este modelo de liderazgo que rompía fronteras.

Marshall Rosenberg, creador de la Comunicación No Violenta, usaba dos marionetas para poder explicar su modelo. Una de las marionetas era la jirafa, la otra, el chacal.

¿Por qué?

La jirafa…

Porque la jirafa representa a todos aquellos líderes que saben mirar a la vida con perspectiva, que, aunque tengan problemas entre manos ponen distancia y saben que pase lo que pase no es personal. De esta manera poseen cierta altura y aire a la hora de tomar la mejor acción. Son quizás de hablar poco y escuchar mucho, de empatizar con el otro, de acoger y aceptar. Son cuidadores de relaciones y se sienten conectados con sus propias necesidades y con las del resto en cada momento.

Y los chacales…

Representan a todas esas personas que confunden aquello de que “el respeto no se gana se exige”. Los chacales están pegados al terreno, por eso su visión es cortoplacista, sus formas vienen influenciadas por el entorno. Te reprochan y te exigen, te aconsejan e intentan cambiarte a merced de su imagen y semejanza porque no están interesados en desempolvar tus fortalezas y en dar voz a tus necesidades ya que en muchas ocasiones desconocen las propias. Quieren resultados porque insuflan el EGO y este vicio tonto de adrenalina momentánea les hace estar siempre alerta y aceptar proyectos sin preguntarse;

¿Nos hacen crecer? ¿Nos enriquecen? ¿Nos mejora como profesionales y personas? ¿Cuál es el aporte de valor de dicho proyecto? Quizás Solo se busca la palmadita en la espalda, porque cuando el ego dirige la vida de los líderes, “el todo vale” se pone a la orden del día.

¿Cómo podríamos elevar las miras? ¿Cómo podríamos bombear más empatía? ¿Cómo podríamos liderar siendo un referente elegante y no agresivo cuyos movimientos sean motor del cambio de muchos otros? En definitiva ¿Cómo podríamos ser más jirafas?

En Amagi, lideramos siendo jirafas y tenemos las herramientas para ayudar a los líderes y equipos a mirar los retos con perspectiva, a activar la llave de la empatía y a ser conscientes de que cada movimiento o acción puede cambiar la vida de muchas personas.

Firmado por Vanessa Gil